Por Mariana Valladares |9 de mayo de 2025, 16:10 PM

Rosa María Olasz nació en Barcelona en 1935. Hoy tiene 90 años y conserva una memoria lúcida que le permite relatar con detalle momentos que marcaron su vida y también la historia de Costa Rica. Uno de esos episodios ocurrió el 9 de mayo de 1960: la inauguración de Canal 7. Aunque no estaba vinculada directamente al canal, ese día tocó el piano en la primera transmisión de la televisora, acompañando a un tenor catalán.

“Desgraciadamente, pasé una guerra muy dura, la Guerra Española, del 36 al 39. Después vino una posguerra terrible, donde pasamos muchas dificultades, pero bueno, ahí se salió adelante”, relata.

Desde pequeña se formó en música en una escuela de Barcelona, una preparación que, sin saberlo, sería clave para su participación en un día histórico para Costa Rica. En 1956 se casó con un joven costarricense que había viajado a Europa para estudiar (ver video adjunto). 

“Él se graduó en la Sorbona, en el año 55, de optometrista. Estuvo un tiempo trabajando en París, en la Embajada. Yo estuve en París también, después de casada. Ahí conocí, por cierto, a don José Figueres Ferrer”. 

Sin embargo, la situación en Europa tras la Segunda Guerra Mundial era difícil, y la pareja decidió trasladarse a Costa Rica.

“En el año 59 llegamos aquí, de Barcelona, en barco hasta Panamá. De Panamá a Costa Rica en LACSA, que yo creo que ya no existe. Llegamos al Coco, que en aquel momento no se llamaba Juan Santamaría. Era el Coco. El cambio fue radical. Cambié no solo de país, de continente, familia, comida, clima. Todo era diferente para mí. Poco a poco, me fui adaptando. Muy bien, la verdad, estoy contenta. Me recibió una familia muy buena, muy trabajadora", subrayó. 

Fue el azar el que la llevó a conocer al tenor con quien compartiría escenario en la apertura de Canal 7. 

“La casualidad quiso que un día fuéramos al Cine Moderno, que ya no existe. Estábamos sentados y en la fila de adelante había un matrimonio con una niña. Yo oía que hablaban catalán y dije: ‘Son paisanos’. Los saludé y resultó que el señor era ingeniero textil. Venía con un contrato de la Casa Dada, de calcetines. Pero su hobby era cantar. Él era tenor, muy buen tenor".

Cuando él supo que Rosa María tocaba el piano, no dudó en pedirle que lo acompañara. Doña Rosita, como le gusta ser llamada, contó que ella y el tenor se hicieron grandes amigos. Aunque él falleció, la amistad con la familia perdura. 

La invitación al Canal 7 llegó poco después. 

“No sé quién ni cómo, lo llamaron del Canal 7 y le propusieron participar en la inauguración. Él aceptó y me pidió que lo acompañara. Yo también acepté. Por eso estuve ahí ese día”.

Rosa María recuerda con precisión cómo era el ambiente ese 9 de mayo de 1960. 

“Las instalaciones estaban en Cristo Rey. Cuando entré, me sentí como acogida, era una nave enorme. Estaba acondicionada para la fiesta, había mucha luz, música, mesas. Seguramente había personal del gobierno, pero yo no conocía a nadie todavía. Había mucha gente”.

Durante el acto de inauguración, cree que habló René Picado padre, aunque no lo recuerda con certeza. También hubo un recital de violín a cargo de un señor llamado Alfírez Prado. 

“Todo muy bonito, muy aplaudido”. Luego vino el momento de ella y el tenor: “Mi amigo cantó 'La donna è mobile', de Rigoletto, y yo lo acompañé al piano. Aplausos, felicitaciones. Pero ya era tarde, yo tenía una niña pequeña, me retiré y me fui a mi casa”.

Ese día marcaría un antes y un después para la comunicación en Costa Rica. Recuerda que al principio todo fue limitado: horarios cortos, pocas producciones. Pero, con el tiempo, la televisión se consolidó como una herramienta fundamental. Noticias, entretenimiento, deportes, y algo que admira mucho, la labor social. En los pueblos no había comunicación. La televisión llegó y ayudó mucho: programas de cocina, de medicina, entretenimiento. Fue una gran oportunidad para todos, según doña Rosita. 

A 65 años de ese evento, dice sentirse afortunada. 

“Me siento contenta de haber estado. En realidad, no participé, me tocó estar ahí. El tiempo me ha dado la oportunidad de haber estado presente. En ese momento, no se sabía lo que eso iba a significar”.

Su vida continuó entre la música y la óptica. Siguió acompañando al tenor por algún tiempo, pero su principal actividad pasó a ser el negocio familiar. En 1970, ganaron una licitación de la Caja Costarricense de Seguro Social para brindar anteojos a nivel nacional. 

Rosa María se pensionó en 1992, junto a su esposo, quien falleció hace casi seis años.

“Yo aquí estoy, gracias a Dios bien, sobre todo de la cabeza. Claro que hay cosas que no recuerdo, pero han sido muchos años, 90 años. He pasado muchas cosas: desde una guerra a otra guerra”.

Finalmente, reflexionó con claridad sobre el significado de aquel 9 de mayo.

 “Solo quería contarles por qué estuve ese día ahí. No tenía nada que ver con el canal, fue por ese amigo tenor. Pero fue un día histórico. Abrió las puertas al mundo. Hoy tenemos internet, televisión, teléfonos, pero antes no había nada. Vivíamos, sí, pero no era lo mismo. No conocíamos todas las ventajas que llegaron después. La labor social del canal ha sido muy importante, desde los pueblos más remotos hasta las ciudades”​, terminó. 

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