Por BBC News Mundo |1 de junio de 2025, 16:57 PM

Con unas pinzas de color rosa brillante en la mano, Emma Teni forcejea delicadamente con una araña grande y patilarga en un pequeño recipiente de plástico.

"Está posando", bromea la cuidadora de arañas mientras el animal se alza sobre sus patas traseras. Es justo lo que intenta conseguir: así puede succionar el veneno de sus colmillos con una pequeña pipeta.

Teni trabaja en una pequeña oficina conocida como la sala de ordeño de arañas. En un día normal, ordeña (o extrae el veneno) a 80 de estas arañas de embudo australianas (Atrax robustus).

En tres de las cuatro paredes hay estanterías que van del suelo al techo repletas de arácnidos, con una cortina negra que los cubre para mantenerlos tranquilos.

La pared restante es, en realidad, una ventana. A través de ella, un niño pequeño observa, fascinado y horrorizado a la vez, mientras Teni trabaja.

Lo que no sabe es que la araña del tamaño de la palma de la mano que está manipulando podría matarlo en cuestión de minutos. "Las arañas de embudo australianas son posiblemente las más letales del mundo", dice Teni con naturalidad.

Australia es famosa por estar llena de animales mortíferos, y esta sala del Parque Australiano de Reptiles desempeña un papel fundamental en un programa gubernamental de antídotos, que salva vidas en un continente donde a menudo se bromea diciendo que todo quiere matarte.

La "chica araña"

Aunque la muerte más rápida registrada por una araña de Sídney fue la de un niño pequeño de 13 minutos, la media está más cerca de los 76 minutos, y los primeros auxilios te dan aún más posibilidades de sobrevivir.

Emma Teni
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Teni es una apasionada de las arañas.

El programa de antídotos del Parque Australiano de Reptiles tiene tanto éxito que nadie ha muerto a causa de una araña desde que se puso en marcha en 1981.Sin embargo, el programa depende de que el público atrape a las arañas o recoja sus huevos.

En una furgoneta con una pegatina gigante de un cocodrilo, el equipo de Teni recorre cada semana la ciudad más famosa de Australia, recogiendo las arañas embudo que han sido entregadas en puntos de recogida como las clínicas veterinarias locales.

Hay dos razones por las que estas arañas son tan peligrosas, explica: no sólo su veneno es extremadamente potente, sino que además viven exclusivamente en una región densamente poblada, donde es más probable que se encuentren con humanos.

Charlie Simpson es uno de estos humanos. Se mudó a su primera casa con su novia hace unos meses, y este jardinero entusiasta ya ha encontrado dos arañas embudo australianas. Llevó la segunda al veterinario, donde Teni la recogió poco después.

"Llevaba guantes en ese momento, pero la verdad es que debería haberlos llevado de cuero, porque sus colmillos son muy grandes y fuertes", explica el joven de 26 años.

"Pensé que era mejor atraparla, porque me decían que había que llevarlas a ordeñar, porque es (una especie) muy crítica. Esto está curando mi miedo a las arañas", bromea.

Charlie Simpson
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Charlie Simpson ya ha encontrado dos arañas embudo en su jardín.

Mientras Teni descarga un arácnido que le entregaron en un tarro de vidrio, subraya que su equipo no está diciendo a los australianos que vayan a buscar a las arañas y "se pongan en peligro".

Lo que piden es que, si alguien se topa con una, la capture en lugar de matarla.

"Decir que se trata de la araña más mortífera del mundo y luego [pedir al público que] la capture y nos la traiga suena contraintuitivo", afirma.

"[Pero] esa araña que está ahí ahora, gracias a Charlie, salvará efectivamente la vida de alguien".

Todas las arañas que recoge su equipo se llevan al Parque Australiano de Reptiles, donde se catalogan, se clasifican por sexo y se almacenan.

Las hembras que se entregan se tienen en cuenta para un programa de cría, que ayuda a complementar el número de arañas donadas por el público. Mientras tanto, los machos, que son entre seis y siete veces más tóxicos que las hembras, se utilizan para el programa antiveneno y se ordeñan cada dos semanas, explica Teni.

Arañas en el almacén
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Una cortina negra cubre a las arañas almacenadas para que se mantengan tranquilas.

La pipeta que utiliza para extraer el veneno de los colmillos está conectada a una manguera de succión, algo crucial para recoger la mayor cantidad posible de veneno, ya que cada araña sólo proporciona pequeñas cantidades.

Aunque unas pocas gotas bastan para matar, los científicos necesitan ordeñar 200 de estas arañas para tener suficiente para llenar un vial de antídoto.

Bióloga marina de formación, Teni nunca esperó pasarse el día ordeñando arañas. De hecho, empezó trabajando con focas.

Pero ahora no podría ser de otra manera. A Teni le encanta todo lo arácnido, y tiene varios apodos: chica araña, mamá araña, incluso "bicho raro", como la llama su hija.

¿El mejor lugar para que te muerdan?

Las arañas representan sólo una pequeña parte de lo que hace el Parque Australiano de Reptiles. También suministra veneno de serpiente al gobierno desde la década de 1950.

Según la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren en el mundo 140.000 personas por mordeduras de serpiente, y tres veces más quedan discapacitadas.

En Australia, sin embargo, esas cifras son mucho más bajas: entre una y cuatro personas al año, gracias a su exitoso programa antiveneno.

Billy Collett, director de operaciones del parque, saca una serpiente de Mulga de su almacén y la acerca a la mesa que tiene delante.

Con sus propias manos, sujeta la cabeza y coloca las mandíbulas sobre un vaso de de vidrio cubierto de papel film transparente.

"Son muy reacias a morder, pero una vez que lo hacen, ves cómo el veneno sale a borbotones por los colmillos", explica Collett, mientras el veneno amarillo gotea hacia el fondo. "Es suficiente para matarnos a todos en la habitación cinco veces, quizá más".

Antídotos
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En Australia no ha muerto nadie a causa de una araña de embudo desde 1981, cuando se puso en marcha el programa de antídotos

Luego cambia a un tono más tranquilizador: "No buscan gente a la que morder. Somos demasiado grandes para que nos coman; no quieren gastar su veneno en nosotros. Sólo quieren que las dejemos en paz".

"Para que te muerda una serpiente venenosa, tienes que molestarla de verdad, provocarla", añade, señalando que las mordeduras suelen producirse cuando alguien intenta matar a uno de los reptiles.

En la esquina de la habitación hay una nevera donde se almacena el veneno crudo que Collett está recogiendo. Está lleno de viales etiquetados como "víbora de la muerte", "taipán", "serpiente tigre" y "serpiente marrón oriental". Esta última es la segunda serpiente más venenosa del mundo y la que tiene más probabilidades de morderte aquí, en Australia.

Este veneno se liofiliza y se envía a CSL Seqirus, un laboratorio de Melbourne, donde se convierte en antídoto en un proceso que puede durar hasta 18 meses.

El primer paso es producir lo que se conoce como plasma hiperinmune. En el caso de las serpientes, se inyectan dosis controladas del veneno en caballos, porque son animales más grandes con un sistema inmunitario fuerte.

Billy Collett
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Collett dice que las serpientes no malgastan su veneno en los humanos, que son demasiado grandes para que se los coman.

El veneno de la araña embudo se inyecta en conejos, que son inmunes a las toxinas. A los animales se les inyectan dosis crecientes para crear anticuerpos. En algunos casos, sólo ese paso puede llevar casi un año.

El plasma sobrecargado del animal se extrae de la sangre y luego se aíslan los anticuerpos del plasma antes de embotellarlos, listos para ser administrados.

CSL Seqirus fabrica 7.000 ampollas al año -incluidos antídotos contra serpientes, arañas, peces piedra y medusas- que tienen una validez de 36 meses. El reto consiste en garantizar el suministro a todo el que lo necesite.

"Es una empresa enorme", dice el Dr. Jules Bayliss, que dirige el equipo de desarrollo de antiídotos de CSL Seqirus. "Ante todo queremos verlos en las principales zonas rurales y remotas en las que es probable que estén estas criaturas".

Los viales se distribuyen en función de la especie de cada zona. Los taipanes, por ejemplo, se encuentran en las zonas septentrionales de Australia, por lo que no es necesario su antídoto en Tasmania.

El antídoto también se suministra al Royal Flying Doctor Service of Australia, un servicio de ambulancia aérea para aquellas personas que viven en áreas terrestres remotas y de difícil acceso, así como a la marina australiana y a los buques de carga para los marineros con riesgo de sufrir mordeduras de serpientes marinas.

Papúa Nueva Guinea también recibe unos 600 viales al año. El país estuvo unido a Australia por un puente terrestre y comparte muchas de las especies de serpientes, por lo que el gobierno australiano suministra el antídoto gratuitamente.

"Para ser sinceros, probablemente seamos los que más impacto tenemos en Papúa Nueva Guinea, más que en Australia, por el número de mordeduras de serpiente y muertes que se producen", afirma Chris Larkin, ejecutivo de CSL Seqirus. Hasta la fecha, calculan que han salvado 2.000 vidas.

De vuelta al parque, Collett bromea sobre el apodo de "fideos peligrosos" que a veces reciben sus colegas serpentiformes, un rasgo clásico australiano de tomarse a la ligera algo que provoca pesadillas a tantos visitantes.

Pero Collett lo tiene claro: estos animales no deben disuadir a la gente de visitar la zona.

"Las serpientes no van por las calles atacando (...), no funciona así", bromea.

"Si te muerde una serpiente, Australia es el mejor lugar: tenemos el mejor antídoto. Es gratis".

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