Estereotipias y zoomies en perros: ¿comportamientos normales o señales de alerta?
Estos comportamientos frecuentes en perros suelen generar dudas en sus cuidadores. Entender sus causas, diferencias y cuándo preocuparse es clave para garantizar el bienestar del animal.
Las estereotipias y los llamados "zoomies" son comportamientos que muchos tutores de perros observan a diario, aunque pocas veces se comprenden en profundidad. A simple vista pueden parecer similares, ya que ambos implican movimientos repetitivos o repentinos del animal, pero sus causas, contextos y significados son muy distintos. Mientras que los zoomies son explosiones de energía momentáneas, las estereotipias pueden ser signos de un problema de comportamiento o estrés acumulado.
Los "zoomies", cuyo nombre técnico es FRAP (Frequent Random Activity Periods), se manifiestan como carreras repentinas y descontroladas, generalmente acompañadas de saltos y movimientos erráticos. Son comunes en perros jóvenes o tras periodos de inactividad y no suelen indicar un problema. De hecho, en la mayoría de los casos, reflejan un estado de bienestar o liberación de energía acumulada, y desaparecen en pocos minutos sin dejar secuelas.
En cambio, las estereotipias son comportamientos repetitivos y persistentes sin un propósito aparente, como lamerse compulsivamente, morderse la cola o caminar en círculos constantemente. A diferencia de los zoomies, no surgen como respuesta a una emoción puntual, sino como expresión de estrés crónico, aburrimiento o ansiedad. En estos casos, el perro puede estar manifestando una necesidad no satisfecha, y es fundamental observar el entorno, la rutina y el estado emocional del animal para identificar la causa raíz.
Frente a estos comportamientos, la observación atenta es fundamental. Si bien los zoomies no requieren intervención a menos que representen un riesgo físico, las estereotipias sí deben ser abordadas con la ayuda de un veterinario o etólogo. Brindar suficiente estimulación física y mental, mantener una rutina estable y generar un ambiente enriquecido puede marcar la diferencia entre un perro equilibrado y uno que sufre silenciosamente.