Por Deutsche Welle 8 de octubre de 2025, 7:30 AM

La segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2023 en Argentina marcó la entrada en escena del candidato libertario Javier Milei, un personaje excéntrico y outsider que desafió al establishment político de su país, especialmente al peronismo, y en particular al kirchnerismo.

El agotamiento de este movimiento, con una larga historia de clientelismo y corrupción, y una crisis económica sin fin, facilitaron el ascenso a la presidencia de un personaje que alteró por completo el panorama político argentino y logró aglutinar las esperanzas de muchos electores cansados de los recurrentes ajustes económicos, las crisis de endeudamiento y los déficits fiscales.

Sin embargo, tan solo dos años después, la atracción del "fenómeno Milei" parece haber disminuido en la opinión pública, al menos entre aquella parte de la población que no se siente identificada con el fanatismo que el presidente sigue generando en ciertos sectores de la sociedad, con su forma de comunicar como una estrella del rock, cantando y bailando, como en un reciente acto de campaña en el Movistar Arena de Buenos Aires.

La pérdida de confianza

A pesar de éxitos en el control de la inflación y del gasto público, Milei no ha podido estabilizar una variable central que rige tanto la vida económica como la gestión política: la confianza. Bastaron unos malos resultados para su fuerza política, La Libertad Avanza, en las elecciones provinciales de Buenos Aires, es decir, en las elecciones legislativas de mitad de legislatura que se celebraron el domingo 7 de septiembre de 2025, para que también se viniera abajo el apoyo al programa económico del presidente en los mercados financieros.

Así se puso de manifiesto, una vez más, que la estrategia de Milei para presentarse como un tecnócrata económico con un profundo desdén hacia la política no era sostenible. Más bien, de hecho, se convirtió en el punto débil de un ciclo político que, cuando parecía que iba a resucitar la economía argentina de una profunda crisis con altos niveles de vulnerabilidad social, está entrando en una decadencia política de la que será difícil que se recupere pronto.

El escándalo electoral de Espert

Poco antes de las elecciones legislativas del 26 de octubre, Milei se ha visto salpicado por otro escándalo de corrupción, esta vez en torno al diputado José Luis Espert, quien renunció a su candidatura a primer diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. A Espert se le señala por haber recibido un pago de 200.000 dólares de un presunto narcotraficante, lo que deja al partido del presidente en una situación muy precaria ante un panorama de por sí muy difícil.

Lo que iba a ser el momento central para alcanzar una importante presencia política de cara a la futura gobernabilidad podría convertirse en una situación de crisis similar a las experiencias de corrupción que ha sufrido el país sudamericano en el pasado.

Así, Milei ha perdido la atracción de su discurso antipolítico, basado en el desprecio a la "casta política" y en la descalificación de los diputados como "las ratas del Congreso". Esta animadversión alimentaba el rechazo de la población hacia la clase política, precisamente las personas que hoy lo acompañan en su propio movimiento político.

El agotamiento del discurso antipolítico

No hay que olvidar que la lista de candidatos había sido configurada por el propio Milei, lo que en cierto modo explica la tardanza con la que trató el asunto de Espert, rechazando inicialmente su renuncia y manteniendo así una actitud propia de la tradición peronista en el país, corriente que anhelaba destruir con su nuevo estilo político.

Al no reconocer el acto corruptivo, Milei ha hecho ver al electorado que no es tan diferente de lo que aparenta, sino que, en cierto modo, representa más de lo mismo. La actitud del presidente profundiza la crisis de representación que muchos creían superada con la aparición de un nuevo actor político que parecía diferente.

La relación entre José Luis Espert y el narcotraficante Federico Andrés "Fred" Machado, que cumple prisión domiciliaria, acusado de tráfico de cocaína, lavado de dinero y fraude en los tribunales de Estados Unidos, está rompiendo con las expectativas de una vida política alejada del ejercicio tradicional de la política.

"Lo que la política no le da, Milei lo busca en la economía"

Con estas palabras, una comentarista del periódico La Nación describía la lógica de actuación del presidente Milei: "Lo que la política no le da, Milei lo busca en la economía".

El éxito en la estabilización económica del país parecía suficiente para generar el apoyo político y electoral esperado. Sin embargo, la cercanía con el financista narco de su diputado estrella, la masiva represión a los jubilados que protestan, la desfinanciación del sistema universitario y tecnológico, el aumento de las tarifas, acompañado de un creciente desempleo, y su concentración en el ajuste en vez de en el crecimiento económico, afectan también al apoyo ciudadano ganado en los últimos meses.

La urgencia con la que tuvo que viajar a Washington para asegurarse el auxilio del Gobierno de Donald Trump, mediante programas bilaterales de crédito en dólares, ha generado muchas dudas sobre el rumbo de su programa económico, así como preocupaciones sobre la posible dolarización de la economía nacional.

La eliminación de las retenciones al campo para impulsar la oferta de dólares en el mercado de divisas ha generado un récord exportador, conocido como "fiebre exportadora", que beneficia por cierto a los comerciantes, que podrían quedarse con la mayor parte de las ganancias, dejando a los agricultores sin participación en esta expansión económica.

Las elecciones y el valor de la confianza

Muchos temen que, después de las elecciones, se darán a conocer las cifras reales de la economía y las condiciones concretas que impone el Gobierno de Trump con dólares frescos para la economía argentina, lo que podría generar una nueva crisis de confianza en el país.

Con las elecciones, el presidente argentino tendrá que aprender que la confianza es el bien más preciado en la economía y la política de un país, y reflexionar sobre qué hacer cuando falta. Por lo tanto, una cuestión decisiva para el futuro de su gestión será cómo reforzar la confianza indispensable en las relaciones políticas para que pueda desarrollarse una fuerza de estabilización y convivencia ordenada.

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