Cuando una pérdida gestacional transforma la maternidad: las historias de Mariano y María Pía
En Costa Rica, más de 400 madres han perdido a sus bebés en los últimos cuatro años. Un programa llamado Angelitos acompaña y guía a las familias en ese difícil momento.
Más de 400 madres han sufrido una pérdida gestacional en los últimos cuatro años. Hoy conoceremos las historias de Mariano y María Pía, a través de las voces de sus padres (ver video adjunto de Telenoticias).
Con un nudo en la garganta y los ojos llenos de lágrimas, Evelyn recuerda y rinde homenaje a su pequeño Mariano, relatando cómo vivió su llegada y partida.
Su embarazo transcurrió con ilusión y felicidad, pero, a las 30 semanas, recibió como un balde de agua fría la noticia de que su hijo tenía pocas posibilidades de sobrevivir debido a una hernia diafragmática.
“Yo empiezo a orar y le digo a Dios: ‘Si usted me lo va a dar, es porque me lo va a dar como un bebé sano, y si no, entonces no’. Y a Mariano yo le dije: ‘Bebé, si usted se quiere quedar con mamá y papá es porque va a poder disfrutar todo lo que le podemos dar’.
“Creo que, para ese punto, ya Mariano sabía lo que quería. Yo estaba de acuerdo con eso, ya lo habíamos hablado, porque la conexión que mi bebé y yo teníamos era única. Antes de que entráramos al hospital, le leía todos los días sus cuentos, le ponía sus canciones, le explicaba la rutina de principio a fin”, contó Evelyn Durán, su mamá.
Evelyn describe a Mariano como un bebé determinado. Recuerda que su parto fue precioso, acompañado de la música que le ponía desde que supo que estaba en camino y que lo acompañó en su vientre. Sin embargo, regresó a casa con los brazos vacíos y un cuarto completamente listo para recibirlo.
“Cuando llegamos a la casa, llegamos sin bebé. Te topás con todas las cosas de ellos y decís: ¿qué hago con esto?”, dijo Durán.
“Un ángel que tiene vida eterna”
También conocimos a Sofía y José, padres de María Pía. Entre sonrisas, cuentan que, desde sus primeros días como novios, ya sabían que ese sería el nombre de su primera hija.
Pero en diciembre, al quinto mes de embarazo, recibieron la noticia de que Pía había dejado de crecer y su desarrollo estaba detenido. Casi un mes después, el 4 de enero, justo el día del cumpleaños de José, les confirmaron que su corazón había dejado de latir. “Fue como un balde de agua fría”, recuerda Sofía Cruz, mamá.
“Es una ilusión muy grande para nosotros ser papás, lo somos y lo seremos por siempre: somos los papás de un hermoso ángel que tiene vida eterna. La bebé no nació fallecida, sino que nació a la vida eterna. Es un proceso de adaptación distinto, no es lo que todo mundo espera vivir”, expresó José Arias, papá de María Pía.
Estos testimonios reflejan la importancia de contar con una red de apoyo y un trato humanizado en los servicios de maternidad de los centros de salud del país. También destacan el impacto positivo del programa Angelitos, del Hospital Calderón Guardia, que ha marcado una diferencia en el acompañamiento a las familias que viven una pérdida gestacional.
A Mariano y a Pía, sus padres les envían, desde lo más profundo del corazón, un mensaje de amor eterno.