Por Paulo Villalobos |12 de julio de 2025, 17:55 PM

El primer contacto. Las luces. El frío, el hambre y sobre todo, el dolor. Todo está en la cabeza de Paola Amador.

Aquel 25 de noviembre de 2024, en el que la avioneta en la que viajaba junto a otras cinco personas se desplomó en el cerro Pico Blanco de Escazú, no saldrá jamás de ahí.

En la que apenas es su segunda intervención pública desde aquel evento, esta joven madre se animó a contar cómo vivió su rescate y cómo cambió su vida desde entonces.

"Yo recuerdo que estaba en un estado donde me quedaba entre dormida y despierta. Digamos que inconsciente en muchos momentos en esas horas. Recuerdo que llegó un muchacho porque yo veía como luces, empezaba a llamar, a pedir auxilio. Entonces fue un momento muy esperanzador, porque yo dije: Ya me encontraron. En eso llegó uno de los muchachos que me encontró, me empezó a hacer preguntas y demás. Me dijo que iba a ir por ayuda. Yo le dije que no me dejara sola. El miedo que yo tenía era que me volvieran a dejar sola. Cuando me rescataron fue súper esperanzador. Yo tenía la esperanza de que me iban a encontrar, pero ya había dicho que había oscurecido y que iba a ser hasta el día siguiente que iban a empezar a buscarme.

"Esa noche se me hizo bastante larga. Yo estuve en ese momento, me hacían preguntas, y decían que yo hablaba bastante. Recuerdo que yo contestaba varias preguntas, pero no que hablara lo suficiente para una conversación larga. Tenía mucho frío y mucho dolor en varias partes del cuerpo. Cuando me tuvieron que quitar el abrigo porque estaba mojada, me cubrieron con abrigos, con las cobijas térmicas, como tres o cuatro, pero yo tenía demasiado frío y para mí eso no era suficiente. Me mantenían despierta y yo quería dormir. Yo por dentro decía que quería dormir. Era una necesidad, porque tenía mucha sed, pedía agua y me decían que no me podían dar, solo unas gotitas, pero eso fue una salvada, me ayudó bastante. A pesar de todo, sentía hambre. Para mí fue muy bueno ese momento, a pesar de que estaba muy adolorida, sentía una gran dicha que me rescataran", contó la única sobreviviente de esta catástrofe.

Amador hizo estas manifestaciones durante el tercer capítulo del podcast Un Café en la Central, del Cuerpo de Bomberos, divulgado la tarde de este sábado.


Su intervención se dio al lado de su esposo, Emed Barrantes, del jefe del Batallón IV, Luis Chaves, así como integrante de la Unidad Operativa de Cavernas y Montañas, Carlos Garita.

"A mí se me hizo eterno que me sacaran porque yo preguntaba cuánto falta y me decían que ya casi, entonces me llevaban cuenteada. Yo solo quería salir, llegar a un hospital, que me digan lo que tengo y ya. Yo suponía que no tenía nada, tal vez quebrada, pero que no iba a estar internada tanto tiempo. Casi ocho meses después me siento súper bien. Hay cosillas que todavía faltan, pero con terapia y citas, que uno va a recuperándose poco a poco. Y también con ayuda de mi familia, que me han aguantado todo, chichas, de todo un poco porque tampoco ha sido fácil", agregó la mujer.

De hecho, la sobreviviente reveló que ya puede caminar con ayuda de un bastón. Sin embargo, asegura que su principal ayuda ha sido Dios y sostiene que la experiencia que vivió le permitió profundizar en su fe, por lo que hizo un llamado a tener mayor confianza en Él y sus planes.

En cambio, Barrantes destacó la unidad familiar y cómo sus hijas se convirtieron en agente motivacional especial para levantar a su madre todos los días... incluso los más oscuros.

Chaves expresó su agradecimiento a todas personas que participaron en aquel rescate, incluidos "héroes anónimos", mientras que Garita expuso la motivación que Amador representa para él y los Bomberos.

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