“Fue una mordida de defensa”: biólogo relata cómo sobrevivió ataque de tiburón en Isla del Coco
Mauricio Hoyos, biólogo marino especializado en tiburones, relató con detalle la experiencia que vivió el pasado 27 de setiembre al ser mordido por una hembra de tiburón Galápagos.
Mauricio Hoyos, biólogo marino especializado en tiburones y de nacionalidad mexicana, relató con detalle la experiencia que vivió el pasado sábado 27 de setiembre cuando fue mordido por una hembra de tiburón Galápagos durante una expedición científica en la Isla del Coco.
“Soy biólogo marino, especialista en tiburones. Me encontraba en la isla realizando el marcaje de tiburones porque queremos conocer sus patrones de movimiento y comportamiento, con el fin de protegerlos y conservarlos mejor”, explicó Hoyos.
Según indicó, se aproximó a una hembra de tiburón en un sitio conocido como Roca Sucia, a una profundidad de aproximadamente 40 metros, para colocar un dispositivo que permite monitorear sus migraciones mediante receptores submarinos distribuidos en todo el Pacífico Este Tropical.
Para instalar este dispositivo, Hoyos utilizó una arbaleta, una especie de arpón con un filamento de metal que se ancla al tiburón.
“El momento que le coloqué este dispositivo, la hembra reaccionó. Simplemente, fue que ella se sintió lastimada, se sintió vulnerable, vio un animal cerca de ella que le había propinado daño y decidió defenderse. Fue una mordida de defensa, como cualquier perro cuando lo agarras en la calle y te muerde”, relató Hoyos.
La mordida alcanzó la cara de Hoyos, dañando el visor de su máscara y las mangueras de suministro de aire.
“El problema al que me enfrentaba no era el encuentro en sí, porque inmediatamente supe que era una mordida defensiva, no un ataque. Tenía que enfocarme en subir a la superficie lo más lento posible con el poco aire que tenía, evitando la enfermedad de descompresión”, añadió Hoyos.
Al salir del agua, el capitán de la embarcación lo esperaba y lo ayudó a subir a bordo. Posteriormente, fue asistido por guardaparques y paramédicos que lo trasladaron rápidamente a una estación cercana.
Luego, fue trasladado nuevamente en embarcación hacia un barco mayor que lo llevaría a Puntarenas, acompañado por funcionarios guardaparques y paramédicos.
Una vez en la Clínica Bíblica, los médicos realizaron un lavado quirúrgico para prevenir infecciones, consideradas el riesgo más grave tras una mordida de este tipo. Posteriormente, se realizó una cirugía reconstructiva para unir y reparar su oreja, así como otras áreas de su rostro afectadas.
Hoyos indicó que su recuperación ha sido satisfactoria y que, una semana después del incidente, ya muestra avances significativos.
El científico resaltó la atención recibida por parte de los guardaparques, paramédicos y la empresa Okeanos, calificándola como inmediata, profesional y de alta calidad.
“Nunca me sentí solo, desamparado ni en peligro. Todo estuvo bajo control, y eso ayudó mucho a que mi cuerpo pudiera empezar a sanar de manera adecuada”, concluyó Hoyos.