Cada día, cuatro hombres reportan ser víctimas de violencia en sus hogares
El machismo y el estigma social frenan la visibilización de estas denuncias. Especialistas señalan que muchos casos quedan sin reportarse por temor al ridículo o rechazo.
La violencia intrafamiliar tiene rostro femenino en la mayoría de estadísticas, pero también golpea —en silencio— a muchos hombres. Solo en los primeros cuatro meses del 2024, 2.017 hombres denunciaron ser víctimas de algún tipo de violencia dentro de su núcleo familiar en Costa Rica, según datos del Ministerio de Salud. Esto representa un promedio de cuatro casos diarios.
El tema cobró relevancia recientemente tras la difusión de un video en el que la esposa del presidente francés, Brigitte Macron, le da una bofetada a su esposo mientras bajaban del avión presidencial. Las cámaras lo captaron, pero ni él ni ella parecían saberlo. La escena, captada por medios internacionales, fue mostrada por el equipo de Calle 7 Informativo a personas en San José. Las opiniones fueron diversas: algunos lo vieron como una acción normal, otros lo calificaron como un acto de violencia.
Desde la presidencia francesa minimizaron el hecho: “Es una inofensiva riña de pareja”. El propio Macron aseguró que estaban “bromeando, como lo hacemos a menudo”.
Sin embargo, el psicólogo clínico Fernando Mena sostiene que la negación de Macron es parte de un patrón más profundo: “Los gestos agresivos de todo tipo son siempre considerados como una violencia intrafamiliar. Él hizo lo que generalmente hacen los hombres: negar que haya existido algún tipo de violencia, por vergüenza o temor a ser ridiculizado”.
En Costa Rica, los casos de violencia contra hombres están subregistrados y poco visibilizados. Según el Ministerio de Salud, de las 2.017 denuncias presentadas en lo que va del año, 711 corresponden a agresiones físicas y 250 a abusos psicológicos. El cantón con más reportes es San Mateo, en la provincia de Alajuela.
Dos mujeres entrevistadas por Calle 7 Informativo aseguraron conocer a hombres víctimas de violencia intrafamiliar en su círculo cercano, lo que refuerza la necesidad de hablar de esta problemática sin prejuicios ni estigmas.
Aunque para algunos el gesto de Brigitte Macron fue apenas una broma, la pregunta sigue vigente: ¿y si hubiera sido al revés?