Del caos a la conexión: cómo el ‘modelo flex’ redefine el futuro del liderazgo
Este modelo propone una nueva forma de responder a la complejidad desde la colaboración, la empatía y la adaptabilidad radical.
Carlos Aguirre / Consultor Desarrollo Humano Estratégico.
Durante años, las organizaciones, los gobiernos y la educación se apoyaron en marcos como VUCA (Volatility, Uncertainty, Complexity, Ambiguity) para describir la volatilidad del mundo posguerra fría. Posteriormente, el modelo BANI (Brittle, Anxious, Nonlinear, Incomprehensible) capturó con mayor fidelidad el estado emocional y estructural del entorno pospandemia.
Sin embargo, aunque ambos modelos son útiles para diagnosticar el entorno, no ofrecen una guía concreta de acción. Es allí donde surge una alternativa poderosa: el modelo flex, que propone una nueva forma de responder a la complejidad desde la colaboración, la empatía y la adaptabilidad radical.
FLEX no intenta definir el caos, sino, enseña a bailar en medio de él. Representa fluidez, límites porosos, empatía radical y experiencia compartida. Cada uno de estos conceptos invita a repensar cómo lideramos, cómo trabajamos y cómo nos relacionamos en un mundo en el que las estructuras tradicionales ya no ofrecen seguridad ni claridad.
Fluidez implica dejar atrás la rigidez. Las organizaciones deben asumir que los planes estratégicos inamovibles son cosa del pasado. La fluidez no es improvisación, sino la capacidad consciente de adaptarse al entorno sin perder propósito. Esto implica entrenar a los equipos para moverse con agilidad, aprendiendo rápido y sin miedo al error.
Los límites porosos nos invitan a ver el mundo como una red de conexiones abiertas. Las barreras entre sectores, disciplinas e incluso entre lo profesional y lo personal están cada vez más difusas. En lugar de proteger los silos organizacionales, FLEX propone abrazar la colaboración interdisciplinaria y derribar fronteras que limitan la innovación.
La empatía radical se vuelve esencial. A diferencia de la empatía tradicional, que a veces se queda en el discurso, esta es una práctica activa de conexión humana profunda, especialmente en tiempos de incertidumbre. En contextos donde la ansiedad y la fatiga emocional son comunes, el liderazgo no puede ser únicamente técnico: debe ser profundamente humano.
Finalmente, la experiencia compartida rompe con la idea del líder solitario o del experto que tiene todas las respuestas. FLEX propone un liderazgo distribuido, basado en la construcción colectiva del conocimiento.
Esto implica confianza, escucha y la capacidad de aprender de todos los niveles de la organización. FLEX no sustituye a VUCA o a BANI, sino que los complementa como una brújula de acción.
Mientras los primeros describen el contexto, FLEX sugiere cómo responder con conciencia, resiliencia y humanidad. Es una invitación a dejar de sobrevivir y empezar a transformar activamente los entornos que habitamos.
En un mundo que ya no tolera respuestas simples, FLEX se presenta como una alternativa evolutiva, integradora y profundamente humana. En lugar de huir del caos, nos prepara para encontrar sentido en él, y para construir juntos una realidad más flexible, conectada y empática.
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