Charly, el músico que demuestra que una chancleta también puede sonar a arte
Con ingenio y perseverancia, este artista urbano cambió la basura por melodía y convirtió el reciclaje en un espectáculo que emociona.
En medio del bullicio del Parque Central de Alajuela, entre vendedores, turistas y transeúntes, una melodía inesperada logra detener a quienes pasan apurados. Es el sonido de tubos de PVC, estañones, tapas de olla y hasta un par de chancletas, convertidos en una batería artesanal que cobra vida en manos de Carlos Arroyo, mejor conocido como Charly.
Charly no es un músico cualquiera. Es un verdadero alquimista del sonido, capaz de transformar residuos en arte. Con cada golpe crea más que ritmo: conecta con las personas, despierta emociones y transmite un mensaje de creatividad, sostenibilidad y pasión.
Su batería no se parece a ninguna otra. El eco que produce, además de llenar la plaza, también llena el alma. La gente se detiene, sonríe, graba y aplaude, sorprendida de cómo lo ordinario puede volverse extraordinario con un poco de ingenio.
Desde joven, Charly supo que la música sería su camino. No tenía recursos para comprar una batería tradicional, pero lejos de rendirse, construyó la suya con lo que encontraba. Hoy, con una sonrisa permanente y una energía contagiosa, se ha convertido en un referente del talento que nace desde la calle y desde la voluntad de no rendirse jamás.
Para Charly, inspirar es tan importante como tocar. Su mensaje es claro: no se necesita tenerlo todo para crear algo grande. Basta con pasión, creatividad y corazón.
Puede encontrarlo en redes sociales como Charlie Street Drummer. Y, si quiere conocer más de su historia, puede repasar el reportaje completo en el video que está en la portada de esta nota.