Por Diana Vásquez 30 de septiembre de 2025, 18:55 PM

En El Roble de Alajuela, el campo tiene un guardián silencioso que todos conocen: Randall Castillo, un hombre que ha dedicado su vida entera a la tierra y al ganado. Sus días comienzan antes del amanecer y transcurren entre potreros, cercas y pastizales, donde el mugido de las vacas se mezcla con el susurro del viento.

Su amor por el campo se gestó en la infancia. Acompañaba a su padre en las faenas agrícolas y ganaderas, observando con paciencia y aprendiendo con orgullo cada oficio. Esos días de esfuerzo, impregnados de valores, marcaron para siempre su camino. Hoy, convertido en padre de dos hijos, Castillo sigue ese legado con la misma entrega y respeto de antaño.

Su historia refleja la esencia de la vida rural costarricense: el compromiso con la tierra que alimenta a generaciones, el sacrificio diario que rara vez se ve y el orgullo silencioso de quienes sostienen la agricultura del país. Randall no busca protagonismo, pero su constancia lo convierte en ejemplo de lo que significa amar el campo.

Él es, en cada jornada, un testimonio de que la tierra no solo se trabaja: se honra. Con su vida, Randall encarna a miles de familias campesinas cuya fuerza sostiene la raíz de Costa Rica.

Encuentre el reportaje completo en el video que aparece en la portada.

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