El siglo de vida de doña Etelvina: un relato de entrega, fortaleza y ternura
Tras una juventud de trabajo y constancia, esta palmareña celebra un siglo rodeada del cariño de quienes crecieron bajo sus enseñanzas.
Las tardes de doña Etelvina transcurren en serenidad, rodeada de sus hijos, entre sonrisas y conversaciones que celebran la vida. Su hogar se ha convertido en un refugio de historias y afecto compartido, donde la familia se reúne para rendir homenaje a su trayectoria.
En su juventud, fue una mujer trabajadora, fuerte y valiente. Junto a su esposo, sacó adelante a ocho hijos en tiempos de gran esfuerzo y constancia. Esa vida de entrega y dedicación la transformó en un ejemplo de resiliencia y sabiduría, admirada tanto por su familia como por quienes la conocen.
Hoy, sus hijos, a quienes siempre consideró su mayor tesoro, corresponden ese amor velando por su bienestar con ternura y gratitud. La presencia de doña Etelvina sigue siendo un recordatorio de los valores que inculcó y de la importancia de la unidad familiar.
Con más de un siglo de vida, disfruta de los pequeños placeres: la compañía de sus seres queridos, las charlas que se prolongan tras la comida y el gusto por la buena mesa. Cada instante junto a ella confirma la fuerza de la memoria, la tradición y el poder del amor compartido.
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