La vida de don Víctor, el hombre que convirtió la marimba en su razón de ser
Don Víctor dedicó más de seis décadas a su instrumento, fabricó marimbas con sus propias manos y transformó su vida lejos de los vicios.
Mientras haya una marimba cerca, don Víctor se siente pleno. A pocos meses de cumplir 80 años, su vida refleja un vínculo inquebrantable con la música. Desde los 15 años dedicó su tiempo, su talento y su corazón a llenar de melodías y alegría cada lugar donde sonó su instrumento.
Su talento trasciende las palabras. Basta verlo frente a la marimba para comprenderlo: sus manos se deslizan con naturalidad sobre las teclas de madera, arrancando notas que parecen sonreír. Nacido en Llorente de Flores, don Víctor se transformó con los años en un personaje entrañable, querido en su comunidad y en muchos escenarios del país, donde se reconoce su entrega y su alegría.
Además de interpretar, también fabricaba sus propias marimbas con paciencia y dedicación. Varias de esas piezas, hechas artesanalmente, hoy se conservan en manos de músicos y familias que las atesoran como verdaderas joyas culturales.
Su camino, sin embargo, no estuvo libre de dificultades. La cercanía con los vicios marcó etapas difíciles en su vida. Pero fue precisamente la música la que le permitió reencontrarse consigo mismo. Decidió darle un giro a su historia y convirtió cada día en una oportunidad de superación. Esa resiliencia lo convirtió en ejemplo de que nunca es tarde para recuperar lo esencial.
Hoy, al escuchar cómo sus manos acarician nuevamente la marimba, se entiende que su vida no se mide en años, sino en notas, aplausos y sonrisas. Don Víctor sigue recordando que mientras la marimba esté cerca, la felicidad también lo estará.
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