Por qué los prestiños de Nito se convirtieron en los más famosos de San José de la Montaña
Desde una esquina frente a la escuela, este vecino de 79 años convirtió su receta en un símbolo local cargado de sabor.
En una esquina frente a la escuela de San José de la Montaña se encuentra Víctor Rodríguez, conocido cariñosamente como Nito. A sus 79 años, este adulto mayor se levanta cada día para preparar prestiños y venderlos, llevando el sustento a su hogar y apoyando los estudios de sus nietos.
Su figura ya forma parte del paisaje cotidiano: un hombre trabajador, siempre acompañado de una sonrisa que contagia a quienes pasan por allí. Los vecinos lo reconocen como un símbolo de esfuerzo y tradición, y sus prestiños han alcanzado fama por su calidad y por los sabores novedosos que han conquistado tanto a locales como a visitantes.
Cada tarde, al terminar su jornada, queda la admiración de quienes lo observan trabajar. Su historia representa la valentía de aquellos que no se dejan vencer por las circunstancias.
Con cada prestiño, Nito fortalece el espíritu de una comunidad que lo ve como un ejemplo de constancia y esperanza.
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