A los 25 años, Jean Carlos Ruíz lidera La Adictiva Pastelería, un negocio nacido del aprendizaje informal y la perseverancia, que hoy endulza las mañanas y celebraciones de La Trinidad de Moravia.
Este vecino puntarenense llevó el espíritu navideño al mar y creó una embarcación iluminada que ya es tradición para quienes esperan una Navidad distinta en Caldera.
Edwin Guadamuz anima el parque con bailes, globos y música. Su presencia se ha convertido en una tradición que vecinos y visitantes celebran como parte de su Navidad.
Un aeroplano decorado para Navidad se volvió el imán que reúne familias, estudiantes y vecinos con un mismo fin: entregar regalos para niños de escasos recursos y mantener vivo el espíritu de dar.
Un conductor de Tapachula y un repartidor herediano decidieron encender la Navidad a su manera: con disfraces, luces y vehículos transformados que ya son sensación entre vecinos y pasajeros.
Una villa con más de 80 piezas, portales antiguos y dos árboles cuidadosamente decorados convierten esta casa en un refugio donde la tradición cobra nueva vida.
Jackeline Castillo llena escuelas y barrios de ilusión cada diciembre, llevando esperanza, juegos y un espíritu de bondad que transforma a toda su comunidad.
En el 79 ST Food Hall, el periodista honra a su abuelita con Barra de Totoro, un espacio donde la cocina japonesa se mezcla con recuerdos y cariño familiar.
En Barva, su energía diaria y su mirada agradecida convierten sus 100 años en un testimonio de serenidad y amor por las cosas simples.
Este vecino emblemático reparte tiempos, mandados y buen humor con la naturalidad de quien entiende que una comunidad también se construye con gestos simples y una sonrisa constante.
En Concepción de San Rafael, Hernán Vargas y Melvin Chaves transforman su hogar en un escenario navideño donde tradición, memoria y creatividad construyen un diciembre distinto a cualquier otro.
Tras sobrevivir al cáncer de mama, encontró en la confección artesanal una forma de sanar y acompañar a quienes buscan fuerza.
Diego Marín combina trabajo, creatividad y madrugadas para sostener un local que se volvió referencia en Lagunilla.
