A los 84 años, don Daniel no deja el machete… ni la pista de baile
Padre de nueve hijos y trabajador incansable, combina el trabajo en el campo con la producción de tapa de dulce y el gusto por bailar.
En Pérez Zeledón vive un hombre que parece no conocer la palabra descanso. Don Daniel Díaz, de 84 años, es un ejemplo viviente de que la edad no es un límite cuando se tiene el alma llena de energía y propósito.
Padre de nueve hijos y trabajador incansable, se levanta todos los días a las seis de la mañana para alistarse y salir al campo. Ahí chapea, cuida la tierra y, como si eso no fuera suficiente, se dirige luego a su trapiche, donde endulza la vida con la producción artesanal de tapa de dulce.
Pero no todo es trabajo: también disfruta bailar, caminar entre montañas y contemplar los paisajes que lo han acompañado toda su vida. Enseñar lo aprendido, compartir su historia y mantenerse activo forman parte de su legado.
Para don Daniel, el trabajo no es una carga, sino una herencia de vida. Su fuerza, alegría y dedicación son una inspiración para las nuevas generaciones. En un mundo que avanza con prisa, él sigue marcando su propio paso, con machete en mano y una sonrisa franca.
Lo invitamos a conocer más de su historia en el reportaje que está en la portada de este artículo.