Danilo Román nada con la fuerza de quien aprendió a desafiar las barreras
Este atleta de Belén, miembro de Olimpiadas Especiales, convirtió la piscina en refugio, pasión y motor de vida.
En Belén, la historia de Danilo Román se narra entre brazadas. Nació con una discapacidad intelectual, pero nunca permitió que esa condición lo definiera. Lo que empezó como una terapia se transformó pronto en un refugio, un espacio donde descubrió la libertad y la fuerza que hoy lo impulsan a seguir adelante.
Danilo asegura que en el agua todo cambia: se siente vivo, ligero, con la certeza de que los límites solo existen si uno se rinde. Esa pasión lo llevó a competir en estilos libre, dorso y mariposa, representando con orgullo al equipo de Olimpiadas Especiales del Comité de Deportes de Belén.
Su constancia lo ha llevado a participar en diversas competencias, pero lo más valioso no son las medallas, sino la inspiración que transmite a quienes lo rodean. En cada brazada recuerda que los obstáculos no se miden por las condiciones, sino por la voluntad de enfrentarlos con valentía.
“En el agua siento que todo es posible”, dice con una sonrisa luminosa, la misma que acompaña cada entrenamiento y cada sueño.
Hoy, Danilo es más que un competidor. Es un ejemplo de disciplina, de esperanza y de la capacidad de convertir la adversidad en motor de vida. Con cada salto a la piscina, invita a creer que la perseverancia abre caminos y que los sueños, si se nadan con el corazón, siempre llegan a buen puerto.
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