Por Sebastián Durango |25 de agosto de 2025, 18:56 PM

En medio de las montañas de Pérez Zeledón, con sombrero al sol, botas firmes y machete en mano, camina don Juan Bermúdez, un hombre de 69 años que ha hecho de la tierra, el trabajo y la sencillez su forma de vida.

Aunque nació en Puriscal, la vida lo llevó a establecerse en la zona sur, donde encontró no solo un hogar, sino también la paz. “Aquí, entre las plantas, el sol y los árboles, uno respira tranquilo”, comenta mientras acomoda un jardín que cuida con esmero, como si fuera propio.

Don Juan no terminó el colegio, pero eso nunca fue un obstáculo. Con constancia y sacrificio sacó adelante a su familia y aprendió a trabajar con lo que tenía: la tierra y la madera. Entre surcos de frijoles y maíz, y piezas talladas con sus manos firmes, fue construyendo un legado que hoy inspira a sus hijos. “Uno enseña con el ejemplo”, dice con humildad y orgullo.

Su mayor riqueza no está en lo material, sino en la herencia de trabajo y esfuerzo que sus hijos y nietos continúan en cada cultivo. A sus 69 años, sueña con llegar a los 100, no solo para vivir más tiempo, sino para seguir viendo crecer a su familia, compartir historias bajo la sombra de un árbol y cuidar los jardines que florecen con agua y cariño.

Don Juan es ejemplo de que la sabiduría no siempre se aprende en los libros, sino en la tierra, bajo el sol y con el corazón en paz. Su vida sencilla es una lección poderosa: se puede ser feliz con poco, cuando se tiene todo lo que importa.

Repase el reportaje completo en el video que aparece en la portada de este artículo.

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