Por Rubén McAdam |20 de agosto de 2025, 18:30 PM

En La Suiza de Turrialba hay una casa donde las puertas siempre están abiertas, la música nunca falta y las risas se escuchan desde la calle. Ahí vive don Juventino Solano Oviedo, el vecino más longevo del pueblo, quien celebra sus 100 años de vida.

Nació en 1925, cuando Costa Rica era un país muy distinto: no existían las carreteras asfaltadas, el café y el banano movían la economía, las casas se iluminaban con candiles y el teléfono era un lujo. Las noticias viajaban más rápido de boca en boca que por cualquier otro medio.

Un siglo después, don Juventino mira con orgullo al pasado y con alegría al futuro. Lleva 70 años de matrimonio con doña Evangelina Fernández, de 88 años, y juntos formaron una gran familia con seis hijos, 22 nietos y 18 bisnietos.

Fue campesino gran parte de su vida, pero su verdadera pasión siempre ha sido la música. Con guitarra en mano, ha cantado rancheras y aún se anima a bailar con sus nietos al ritmo de “La pollera colorá”.

“Ni el tiempo se devuelve ni la vida se repite”, dice con humor, entre risas y bromas. Su sentido de la vida es contagioso: cada visitante que llega a su casa es recibido como parte de la familia, con un abrazo sincero y palabras llenas de alegría.

Para sus vecinos, don Juventino no solo es el más viejo del pueblo, sino también uno de los más jóvenes de espíritu. En su hogar, la edad no se mide en años, sino en carcajadas.

Repase el reportaje completo en el video que está en la portada de este artículo.

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