Don Orfilio Garro: 100 años de vida, trabajo y ejemplo
Aunque el tiempo ha pasado, él mantiene la misma humildad de aquel muchacho de campo que aprendió que el verdadero valor de la vida está en servir.
“El trabajo ha sido mi mejor escuela”, dice don Orfilio Garro Tames, con la serenidad que solo dan los años (ver nota completa en el video adjunto).
Él nació el 7 de marzo de 1925 en El Guarco de Cartago. Hoy, con un siglo de historia a cuestas, es testigo viviente de una Costa Rica que ha cambiado mucho… pero que también guarda sus raíces.
Desde joven, el trabajo fue su norte. Primero en el campo, donde aprendió el valor del esfuerzo, más adelante en la defensa civil, y también como sacristán de la iglesia de El Tejar de El Guarco, donde muchos aún lo recuerdan con cariño.
El legado del esfuerzo
Quienes lo conocen no dudan en decirlo: la disciplina y la constancia han sido clave para alcanzar los 100 años con lucidez y gratitud. Su hija, Ana Felicia, comparte con orgullo una anécdota que revela la firmeza de su carácter: “Tenía una formación casi militar. No necesitaba levantar la voz… bastaba una mirada para que uno entendiera lo que tocaba hacer”.
Don Orfilio formó una gran familia junto a su esposa, doña Hilda Brenes. Se casaron el 3 de junio de 1950 y juntos construyeron un hogar lleno de valores, enseñanzas y amor. Tuvieron 15 hijos, cada uno con su propia historia… pero todos marcados por el ejemplo de su padre.
Una vida que inspira
Llegar a los 100 años no es solo una cifra. Es la suma de incontables días de trabajo, de servicio, de fe y de dedicación a los suyos. Y aunque el tiempo ha pasado, en don Orfilio permanece la misma humildad de aquel muchacho de campo que aprendió que el verdadero valor de la vida está en servir.