Por Sebastián Durango |27 de agosto de 2025, 18:53 PM

En El Guarco de Cartago vive una mujer que desafía al tiempo con sonrisa en el rostro y pasos de baile en los pies. Su nombre es Mireya Méndez y este año celebró nada menos que 100 años de vida. Un siglo lleno de trabajo, amor y ganas de seguir viviendo con intensidad.

Doña Mireya no es una adulta mayor cualquiera. Aunque ya acumula un siglo, continúa cocinando, bailando y soñando con su próximo viaje. “¡Me encanta viajar!”, dice con entusiasmo, como quien aún tiene medio mundo por recorrer. Su energía contagia a cualquiera que la escuche.

A lo largo de su vida trabajó con esfuerzo, tanto en el campo como en casas de familia. Su historia refleja la de miles de mujeres costarricenses que forjaron su camino con dedicación, cariño y dignidad.

Hace seis meses perdió a su compañero de vida, pero ni siquiera esa tristeza apagó sus ganas de sonreír. “Claro que uno se pone triste… pero la vida sigue, y hay que vivirla con gratitud”, cuenta con serenidad. Su actitud demuestra que su alegría es más que un gesto: es una elección de vida que ha sostenido por décadas.

Para quienes la conocen por primera vez, lo más sorprendente es verla bailar. Sí, bailar. Al ritmo de música tradicional, boleros o cualquier melodía, se mueve con gracia y picardía. “El cuerpo hay que moverlo para que no se oxide”, bromea entre risas.

Y si se trata de la cocina, su repertorio va desde tortillas palmeadas hasta dulces típicos, todo con el sazón que solo da la experiencia de 100 años de vida.

Doña Mireya es un recordatorio de que envejecer no significa detenerse, sino acumular razones para celebrar. Su vitalidad, su espíritu positivo y su historia sencilla, pero poderosa, inspiran a todo un pueblo.

Repase el reportaje completo en el video que está en la portada del artículo.

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