El bosque en un frasquito: mujeres de Sarapiquí que transforman raíces en esperanza
Mujeres de Río Magdalena cultivan plantas medicinales y producen hidrosoles que hoy representan sustento, unión y dignidad para su comunidad.
En una comunidad donde el agua y la electricidad tardaron en llegar, hoy brota algo mucho más valioso: la esperanza. Hace 25 años, Río Magdalena, en La Virgen de Sarapiquí, nació del suelo y del esfuerzo colectivo.
Con apenas 42 parcelas entregadas por el INDER, sus vecinos levantaron sus hogares en medio de la carencia: sin agua potable, sin luz y aún sin transporte público. Sin embargo, la historia dio un giro. Hoy el aire huele a plantas, a mujeres emprendedoras y a sanación.
Entre ellas está Ana Calderón Molina, quien encontró en las plantas medicinales —lavanda, menta, citronela, romero y eucalipto— la oportunidad de transformar su vida y la de su comunidad. Su proyecto, más que un emprendimiento, se convirtió en una forma de unión, propósito y dignidad.
Con el respaldo de la Fundación Buscadores de Perlas, las mujeres de Río Magdalena construyeron invernaderos y comenzaron a cultivar en sus parcelas. Lo que inició como una salida económica evolucionó en una red de apoyo, donde cada cultivo aporta al futuro y a la autonomía de la comunidad.
De ese esfuerzo nació Nany’s Hidrosoles, marca creada hace poco más de un año y medio. Mediante un proceso artesanal de destilación por vapor, las plantas se transforman en esencias terapéuticas y naturales. Cada gota, dice Ana, es como “llevar el bosque en un frasquito”. Los usuarios coinciden: son suaves, efectivos y reconfortantes, incluso para quienes nunca habían probado algo tan natural.
Más allá del producto, el valor de este proyecto está en lo que representa: unión, empoderamiento y sustento compartido. En Río Magdalena, las raíces no solo sanan el cuerpo, también siembran comunidad y esperanza.
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