Por Johnny López |27 de agosto de 2025, 18:55 PM

Costa Rica envejece a un ritmo acelerado. Para el año 2050, una de cada cuatro personas será adulta mayor, el doble de lo que tenemos hoy. Vivimos más años que nunca, pero también necesitamos más cuidados que nunca. El gran desafío no es solo cuántos años vamos a vivir, sino cómo vamos a vivirlos.

En medio de estas cifras aparece un protagonista muchas veces invisible: los cuidadores. Hombres y, en su mayoría, mujeres que dedican sus días y noches a atender a un padre, una madre, un esposo o una abuela.

Ese es el caso de Yenory Salas, quien desde hace años acompaña a sus padres, don Francisco y doña Virginia, de 88 y 82 años. En su hogar, el amor se manifiesta en cada gesto: en la compañía, la escucha y en ese cuidado que no toma vacaciones. Sin embargo, la entrega también cansa. Ser cuidador es un acto de amor, pero implica un gran desgaste físico, emocional y económico.

Por eso hoy se habla del derecho humano al autocuidado, un concepto que busca dar atención y respiro a quienes cuidan. Historias como la de doña Rosa Orozco, vecina de Cartago, quien desde hace ocho años atiende día y noche a su esposo, nos recuerdan la urgencia de prepararnos como sociedad: menos jóvenes y más adultos mayores significan una pregunta inevitable ¿quién cuidará a los cuidadores de mañana?

Si la primera entrega mostró la realidad y los retos, esta segunda parte abre la puerta a la esperanza. En Costa Rica ya existen comunidades que decidieron cuidar de manera distinta, con programas, capacitaciones y redes de apoyo.

En Cartago, las llamadas ciudades compasivas ofrecen espacios donde cuidadores y adultos mayores encuentran acompañamiento y herramientas para el día a día. La Fundación Partir con Dignidad también puso la compasión en el centro, acompañando a familias con enfermos en fase terminal.

En Heredia, desde 2017, la Municipalidad implementó un programa pionero de capacitación para cuidadores. Este año, una nueva generación se graduó recibiendo no solo conocimientos, sino también un reconocimiento a su labor silenciosa.

La Asociación Gerontológica Costarricense (AGECO) suma esfuerzos formando y acompañando cuidadores en todo el país, convencida de que el amor necesita ir de la mano con el conocimiento.

De cara al 2050, millones de costarricenses vivirán más que nunca. El reto no es solo alcanzar la longevidad, sino llegar con calidad de vida. Y aunque el desafío es enorme, hay lugares donde la respuesta ya comenzó. Porque cuidar no es únicamente un acto de amor… es también una responsabilidad que, en comunidad, podemos convertir en esperanza.

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