Por Rubén McAdam |31 de julio de 2025, 18:55 PM

Un rótulo sencillo, pero contundente, da la bienvenida a quienes entran al pequeño pueblo de Juanilama, en el cantón de Esparza, Puntarenas: “Bienvenidos a la segunda casa de la Virgen de los Ángeles”. No es solo una frase. En esta comunidad, la devoción por La Negrita se respira, se siente… y se celebra con todo el corazón.

A pocos metros de la entrada, una iglesia pequeña resguarda una imagen muy especial: una Virgen de los Ángeles tallada en madera de guanacaste. Es única, tanto por su origen como por su historia. Fue creada a inicios del siglo XX por un artesano del pueblo que, tras recibir un milagro que cambió su vida, decidió tallarla como muestra de agradecimiento. Desde entonces, vecinos y fieles comenzaron a visitarla, rezarle y pedirle favores.

En aquellos tiempos, viajar hasta Cartago era prácticamente imposible para muchos, por lo que esta imagen se volvió símbolo de consuelo, cercanía y esperanza. Con el paso de los años, también se convirtió en fuente de milagros.

Hoy esa devoción sigue más viva que nunca. De hecho, en lugar de ir a Cartago, muchos fieles de comunidades cercanas realizan su propia romería hasta Juanilama. El 1° y 2 de agosto, el pueblo entero se transforma. La iglesia queda pequeña ante la cantidad de devotos, así que la misa se celebra en la plaza de fútbol. Para alimentar a los cientos de peregrinos que llegan, la comunidad se organiza y cocina hasta 12 cerdos.

Juanilama no es solo un punto en el mapa: es un lugar donde la fe se cultiva todos los días, donde los milagros son posibles y donde la Virgen de los Ángeles tiene, sin duda, un segundo hogar.

Repase el reportaje completo en el video que aparece en la portada de este artículo.

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