Por Johnny López 3 de octubre de 2025, 18:55 PM

En Taras de Cartago vive Lidieth Sánchez, una mujer de 56 años que encontró en la confección de muñecas personalizadas no solo un oficio, sino un camino de sanación y esperanza. Desde hace casi dos años, convirtió este arte en un emprendimiento que le devolvió alegría y motivación después de una de las etapas más duras de su vida.

La historia se remonta a cuando empezó a coser muñecas para sus hijas. Lo que parecía un pasatiempo inocente pronto se transformó en algo más profundo. “Yo empecé trabajando y haciendo muñecas para ellas… pero después, se convirtieron en mi terapia para enfrentar una dura prueba”, recuerda con emoción.

Esa prueba fue el cáncer de mama, una enfermedad que la enfrentó a la depresión y a la fragilidad de la vida. Con cada puntada, Lidieth no solo construía muñecas, también reconstruía su fortaleza interior. La costura se convirtió en un refugio y, al mismo tiempo, en un recordatorio de que siempre es posible volver a empezar.

Hoy, además de vender sus creaciones, dedica parte de su tiempo a enseñar a otras personas a confeccionar sus propias muñecas. En sus talleres se aprende a coser, sí, pero también se comparten historias de vida, se crean lazos de amistad y se tejen redes de apoyo. “Las muñecas me devolvieron la ilusión de vivir, y ahora me gusta compartir ese regalo con los demás”, afirma.

Las muñecas de Lidieth son mucho más que piezas de tela: son símbolos de resiliencia y segundas oportunidades. Desde Taras, su taller es un recordatorio de que, incluso en los hilos más simples, puede esconderse la fuerza para rehacerse.

Puede repasar el reportaje completo en el video que aparece en la portada.

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